viernes, 1 de noviembre de 2019

EL MISTERIO DE FULCANELLI II

EL MISTERIO DE FULCANELLI (II)





¿Quién fue Fulcanelli? No es nuestro interés detenernos en esto porque como hemos expresado en la entrega anterior (https://www.facebook.com/edgardo.ettlin/posts/409772309922746), tal abordaje nos distrae y no nos permite conocer sus enseñanzas. Pero dado los ríos de tinta que se han escrito intentando develar la cuestión, es mandatorio decir algunas palabras. Un muy completo análisis sobre el tema han hecho nuestros amigos Jean-Yves Artero, Walter Grosse y Leo Krugerman, amén de otros tantos autores. En ese misterio, no fueron ajenos el propio alquimista (quien guardó en vida un perfil bajo y utilizó un seudónimo) y quien veremos fue su único discípulo: Eugène Canseliet.

Sobre quién pudo haber sido Fulcanelli, las hipótesis y los posibles candidatos son innumerables. Seleccionaremos los principales, sobre tantos que han sido propuestos:

a) el pintor Jean-Julien Hubert Champagne;
b) el alquimista Eugène Canseliet, único discípulo de Champagne;
c) el astrónomo Camille Flammarion;
d) Pierre Dujols, librero e integrante del círculo íntimo de Fulcanelli;
e) el egiptólogo y ocultista René Schwaller de Lubicz (se conserva un ejemplar de “El Misterio de las Catedrales” de su pertenencia, que le fuere dedicado por “A.H.S. Fulcanelli”);
f) Jules Violle, físico francés;
g) el ocultista Robert Ambelain;
h) el científico Marcellin Berthelot;
i) Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc, restaurador de la Catedral de Notre Dame de Paris y remodelador de la aguja de dicha iglesia. 

Según Béatrice Canseliet, su padre Eugène le habría confiado el verdadero origen de Fulcanelli, quien (según su versión) habría sido un hombre nacido en 1839 sin descendientes ni hijos, supuestamente perteneciente a la Académie des Sciences de l'Institut de France. De allí surgen otros posibles candidatos nacidos en ese año:
- Hippolyte Sebert;
- Louis Bernigaud de Chardonnet;
- Jean-Adolphe Carnot;
- Julius Bernstein;
- Émile Clément Jungfleisch;
- Philippe Van Ticghen;
- Albert Cochon de Lapparent.

También se ha dicho que “Fulcanelli” pudo haber sido el seudónimo de un grupo colectivo. No se descarta por algunas hipótesis que Fulcanelli pudo haber sido un personaje mítico, un “invento” o mistificación de Eugène Canseliet, de Jean-Julien Champagne o de ambos, o de los personajes de un círculo literario y de café interesados en la Alquimia que se habrían asociado en la supuesta y misteriosa “Fraternidad de Heliópolis”, o “F.H.C.”, integrada por Gaston Sauvage, los hermanos Paul, Maurice André y Louis Chacornac (principalmente el primero), Pierre Dujols, Eugène Canseliet, Jean-Julien Champagne y Julles Boucher, quienes crearon un ficticio personaje bajo cuyo nombre se publicaron “El Misterio de las Catedrales” y “Las Moradas Filosofales”. Fulcanelli dedicaría esas obras justamente, “A los Hermanos de Heliópolis”.

La hipótesis más firme es que Fulcanelli era en realidad el pintor y dibujante Jean-Julien Hubert Champagne (1877-1932), individuo que tenía gran versación en textos de Alquimia, de quien el editor Jean Schémit recordaba que Champagne concurría a la imprenta a corregir las pruebas y ponía especial cuidado en las ediciones. Se ha contado que en ambos casos de “El Misterio de las Catedrales” y “Las Moradas Filosofales”, Champagne habría entregado las obras (suyas o con aditamentos suyos) a quien fue su único discípulo Eugène Canseliet, el cual les dio cierto pulimiento pero la revisión final, las pruebas de imprenta e ilustraciones fueron corregidas por el propio Champagne. Es llamativo también que en la edición original de 1926 del libro de “El Misterio de las Catedrales” figura un escudo con la leyenda “Uber Campa Agna” (en latín algo así como “fértil es el hipocampo santo”, aunque la similitud fonética con “[Jean-Julien] Hubert Champagne” es llamativa). Fulcanelli fue además siempre reconocido como “Maestro” por quien dijo ser su discípulo Canseliet, históricamente en realidad, el único discípulo de Champagne. Además, en la tumba de Champagne (quien murió de cáncer) reza su inscripción: “Ici répose Jean-Julien Champagne, Apostolus Hermeticae Scientiae”, epitafio más bien para un gran alquimista; demasiado rimbombante, no condice para alguien que habría sido nada más que un pintor en vida.

Sobre cuál es el origen del nombre “Fulcanelli”, y si era un nombre verdadero, un pseudónimo o un nombre simbólico, se han esbozado muchas interpretaciones. En realidad, Fulcanelli parece un apellido de origen italiano, aunque sin equivalente de significado en ese idioma. En realidad y como sostenía Robert Amadou, Fulcanelli había sido una persona de nacionalidad francesa y no italiana. Las hipótesis más serias asocian el nombre italianizado de “Fulcanelli” a uno compuesto por las palabras “Vulcanus” (en Latín el Dios Herrero, Volcán o Fuego) o “Volcán” (alemán “Vulkan”; “Wolkan” Galo-belga o germánico, significaría “Herrero”) y Helios (En griego, “Sol”), o sea “VulkanHélios”, donde por eufonía la “V” se transforma en “F”. Así “Fulcanelli” podría significar “Volcán, Fuego o Herrero del Sol” etimológicamente o en una suerte de “Cábala Hablada”, que lo relacionaría como adepto de la misteriosa Hermandad de Heliópolis (Ciudad del Sol). En este sentido Canseliet (opinión que interesa mucho sobre todo por su supuesto acceso a Fulcanelli) dijo en una entrevista con Robert Amadou que “Fulcanelli” significaría “Fuego del Sol”, pero no abre margen de seguridad sobre si dicha etimología es la correcta o si sería una probable. En otras acepciones más plausibles y según Fritz, “Fulcanelli” provendría de "Fulcio, fulcis, fultum"; remite al verbo “fulcire” que significaría en latín "apoyo", “sostener”, “fortificar”, y a esta palabra se sumaría "Anellus, anelli"; o sea, “Anillo”, “sortija”, “círculo”. Como verán los lectores, el nombre “Fulcanelli” plantea por sí otro enigma pero también otro símbolo que parece en sí dar una orientación sobre el propósito de su obra, por lo que su investigación también podría revelar pautas para comprender las ideas o el pensamiento de este tan singular y misterioso personaje.

Existe un entredicho respecto a si las ideas de Fulcanelli fueron originales de éste o si provenían de otras personas de quienes Fulcanelli se habría inspirado, o de quienes sencillamente plagió o amplió sus trabajos; lo que enrarece todavía más la polémica sobre si Fulcanelli era uno, si hubo varios Fulcanelli, o si “Fulcanelli” era un pseudónimo colectivo. Hay quienes ven en “El Misterio de las Catedrales” las ideas y trabajos de René Schwaller de Lubicz a quien habría plagiado Jean-Julien Champagne (“Uver” o “Uber Campa Agna”) y que por alguna razón Schwaller en vida toleró, condescendió o no observó tal plagio, al que se hizo ciertos aditivos e intercalaciones de trabajos de Pierre Dujols, que luego Champagne entregó a Canseliet. Se ha observado en “Las Moradas Filosofales” escritos de Pierre Dujols cuya esposa entregó a Champagne y que luego Canseliet sistematizó y unificó para ser revisados por Champagne. También se cuenta que Canseliet confesó tardíamente que las obras no recibieron la última mano de su autor, sino que le fueron entregados tres paquetes con notas más o menos elaboradas, y que la redacción final fue obra suya. El núcleo de esta declaración parece estar corroborado por el hecho de que ambas obras, “El Misterio de las Catedrales” y “Las Moradas Filosofales”, frente a pasajes de redacción cuidada y elegante presentan otros esquemáticos que parecen meras notas. A esto podría añadirse ciertas inconsistencias y contradicciones internas que guardan las obras fulcanellianas. En otra versión, los trabajos atribuidos a Fulcanelli provienen de manuscritos apócrifos de Champagne cuyos originales se perdieron o se tiraron, siendo lo que se conoce actualmente textos algo desvirtuados por interpolaciones o intervenciones de Canseliet.

Por eso, cuando nos referimos a “el pensamiento de Fulcanelli”, surge una pregunta: “¿El pensamiento de él, de quién o de quiénes, realmente?”

Fulcanelli, en forma más modesta y conforme corresponde a la humildad de un Maestro, se reconocía a sí mismo como un simple jalón en el gran camino de la Tradición esotérica. Sin embargo, ¿era Fulcanelli realmente un Maestro Iniciado, un estudioso, un ser instruido intelectualmente en textos alquímicos y en los conocimientos teóricos de esa Disciplina, un plagiador, un “soplador” (persona que dice o aparenta saber de Alquimia pero que en realidad nada sabe ni es alquimista), o un simple producto de la picardía de alguna persona o de un grupo ocultista o de café parisino de principios del siglo XX? Las respuestas u opiniones pueden ser tantas como personas.

Les presentamos a alguien quien fuera en vida médico, teólogo, músico y alquimista: Johann Daniel Mylius (1583-1642), del Sacro Imperio Romano Germánico (alemán si les gusta más, aunque en sus tiempos Alemania no existía como unidad política). Son muy conocidas sus obras de Alquimia “Opus Medico-Chymicum” (1618), “Philosophia Reformata” (1622) y “Anatomia Auri” (1628) entre otras, amén de una colección de piezas para laúd titulada “Thesaurus Gratiarum” (1622). Publicamos algunos hipervínculos para conocer su música. Aprovechemos para recordar una vez más, lo importante que es la Música para la inspiración de cualquier Discípulo del Arte.





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