lunes, 9 de marzo de 2020

MARIANNA MARTINES, "LA PEQUEÑA ESPAÑOLA"

MARIANNE MARTINES, “LA PEQUEÑA ESPAÑOLA” AUSTRÍACA, COMPOSITORA





En el Día Internacional de la Mujer (8 de Marzo) deseamos recordar a quien fue reconocida por sus contemporáneos de los más altos círculos sociales y entre los más afamados músicos de la Europa del siglo XVIII, como una talentosa intérprete y compositora. Nos referimos a Marianna Martines. Tuve oportunidad de conocer su música en 1979 (valga decir que “in illo tempore” era un adolescente), cuando dentro del Ciclo de Abonos de la OSSODRE y actuando como solista la clavecinista uruguaya María Teresa Chenlo, se brindó en primera audición nacional uno de sus conciertos para Clave y Orquesta.

Marianne Martines, de origen español (aunque nunca estuvo en España y no hablaba “español”), nació el 4 de mayo de 1744 en Viena, en el tercer piso de la Michaelerhaus, un importante edificio de la Michaelerplatz, siendo bautizada con el nombre de Anna Katharina, aunque años más tarde decidió utilizar el nombre de Marianna. Su abuelo era un soldado español que se había radicado en Nápoles y su padre, el militar y gentilhombre Nicolo Martínez, había nacido en esa ciudad por 1689. Su madre, Maria Theresia, era de origen alemán o austríaco (no hay mayores datos filiatorios ciertos sobre ella, se supone se casaron con Nicolo antes de mudarse a Viena; algunos dicen que la conoció en Alemania en campaña militar). Por ese entonces Nicolo Martines vivía exiliado en Austria, tras haber participado en la Guerra de Sucesión de España en favor del Archiduque de Austria y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos VI. Entre 1729 y primeros años de la década de 1730 la pareja se mudó de Nápoles y se instaló en Viena, debido a que el padre de Marianna había sido nombrado Maestro de Cámara de la Nunciatura Apostólica ante la Corte Imperial de Austria. En el apartamento de los Martines vivía Pietro Trapassi, más conocido como Metastasio, (1698-1782), poeta de la Corte austríaca y el más célebre libretista musical de su época, quien era también gran amigo de Nicolo Martines desde la juventud (no queda claro si el apartamento lo rentaba Metastasio y como era demasiado grande para él invitó a vivir a los Martines, o si Nicolo invitó a compartir el apartamento a Metastasio). La planta inferior del edificio era ocupada por la noble familia Esterházy y el piso intermedio lo ocupaba el compositor y maestro de canto Nicola Porpora. El ático lo ocupó durante algunos años el joven Franz Joseph Haydn, entonces asistente y alumno de Porpora, quien entonces pasaba por apuros económicos. Haydn llamaba a Marianna Martines afectuosamente “die kleine Spanierin” (“la pequeña española”).

Gran aficionado y conocedor de Música, con esos vecinos y aconsejado por Metastasio quien descubrió su capacidad, Nicolo Martines procuró darles una educación general y formación musical de excelencia a sus hijas Marianna y Antonia (se cree que Metastasio ayudó además a la educación de los cuatro varones de su amigo), quienes recibieron clases de composición musical y de canto con Porpora, y de teclado con Haydn. Especialmente destacó Marianna (verdadera niña prodigio), quien para 1761 (tenía unos diecisiete años), ya llevaba compuestas tres de sus cuatro Grandes Misas entre otras obras, que se estrenaron en la Iglesia de San Miguel (Michaelerkirche) cercana a su domicilio, amén de diversas composiciones para teclado. Para entonces ya su fama se había extendido, siendo requerida en la Corte de la Emperatriz Maria Theresia en Viena por sus dotes como cantante e intérprete, en ocasión de cuya vinculación recibió su perfeccionamiento en composición con lecciones de Johann Adolph Hasse, y de contrapunto a cargo de Giuseppe Bonno. 

Nicolo Martines muere sorpresivamente en 1764, y a partir de ello Metastasio atenderá por el bienestar material de Marianna y de su hermana Antonia, quienes por su parte cuidaron de su persona hasta la muerte de aquél en 1782. Marianna y Metastasio, quien fue desde siempre su mentor, desarrollaron una gran e íntima amistad; los libretos de los oratorios de Marianna Martines “Isacco, Figura del Redentore” y “Santa Elena al Calvario”, y de varias cantatas de ella, poseen libretos de Mestastasio. Inclusive se llegó a sostener que Metastasio y Marianna eran amantes (téngase presente que Metastasio le llevaba unos 46 años de diferencia de edad), aunque algunas fuentes desmienten esa información. A su muerte en 1782, Metastasio legará una considerable fortuna y rentas a Marianna y a su hermana Antonia, lo que les dio una holgada posición económica.

A partir de 1765, cuando asume en el trono el Emperador Joseph II correinando con su madre (será Emperador formalmente tras la muerte de ella en 1780), la obra de Marianna Martines se centraría en la composición de cantatas profanas (muchas de las cuales interpretó ella misma en voz), diversas arias y motetes, asombrando a todos con su habilidad para componer, su forma de tocar los instrumentos de teclado (piano, clavicordio y clave indistintamente), y su exquisita voz de soprano. Ocasionalmente y a requerimiento escribiría algunas obras mayores. En la Corte y en la alta sociedad vienesas destacaba por su inteligencia y por su manejo (además de su lengua nativa el alemán), del francés, del italiano y del inglés (dijimos que no hablaba español, a pesar del origen de su apellido). 

Su talento en la composición fue tan estimado, que fue admitida en el prestigioso círculo de músicos L’Accademia Filarmonica Honorata di Bologna en el año 1773 (Metastasio había enviado previamente algunas de las composiciones de Marianna a su Director, el célebre compositor Padre Giovanni Battista Martini); amén que recibió un Doctorado Honoris Causa en la Universidad de Pavia. En 1774, la familia Martines fue ennoblecida en atención a los servicios de su padre Nicolo, por lo que pasó a llamarse nuestra compositora “Marianna Von Martinez” -sin tilde en la “i”-). Debe mencionarse que los alemanes pronuncian la “z” como “ts”, por lo que Martínez (obviamente, el apellido original de nuestra artista) se pronuncia en dicho idioma “Martinets”; para corregir esto y mantener la pronunciación original, Marianna escribía comúnmente su apellido como “Martines”.

Gracias a la comodidad económica que Marianna y su hermana Antonia habían heredado de Mestastasio y por supuesto de su padre, podían vivir tranquilamente. Realizaban en su casa interesantes reuniones y veladas musicales semanales, que se hicieron famosas en Viena y a las que llegaron a asistir su antiguo maestro Franz Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart; se dice también que Ludwig Van Beethoven siendo joven frecuentó esos encuentros. Marianna en esas veladas ejecutaba o dirigía la ejecución de sus composiciones, ante la admiración y encomio de todos. 

Debemos puntualizar que a pesar de su gran ingenio y de su fecundidad creativa, Marianna Martines no era una compositora formal en el sentido que no se dedicaba profesionalmente a ello. Era casi imposible competir en un mundo en que la composición musical (inclusive hasta la actualidad) era casi dominada por los hombres, quienes se llevaban siempre las palmas de la gloria, y además aquélla no necesitaba vivir de la Música. En un incendio en 1927 y en la Segunda Guerra Mundial, muchas de las obras de Marianna Martines se perdieron. Sabemos que fue una prolífica compositora, pero no hay idea cabal de cuánto lo fue. Se estima que habría escrito unas 200 obras, y otros calculan unas 150, entre misas, letanías, cantatas, música instrumental y obra para clave y pianoforte, de las cuales sobreviven unas 65. Martines fue musicalmente conservadora, dentro de un estilo preclásico y galante que aún era el celebrado por la Viena de su época; no obstante sus obras eran enérgicas, plenas de “joie de vivre”. Sus composiciones más conocidas hoy día son las instrumentales, particularmente las sonatas y los conciertos para teclado (funcionales indistintamente para clave o para pianoforte), y las cantatas. Sus arias y cantatas requieren una gran capacidad vocal en la interpretación, y si recordamos que ella misma solía cantarlas, podemos hacernos una idea de la calidad de su técnica.

El clavecinista, historiador y crítico de música Charles Burney cuenta en referencia a Marianna Martines (“The present state of Music in Germany, the Netherlands and United Provinces” Vol. I, London, 1773, ps. 306-310) que por 1772, en ocasión de visitar Viena y en una recepción en casa de Metastasio, la conversación se desarrollaba en forma miscelánica hasta que llegó “una joven, que fue recibida por todos los presentes con gran respeto. Estaba bien vestida, y tenía una apariencia muy elegante. Era la Signora Martinetz…”. Luego de haber sido encomiada por algunos de los contertulios y de conversar extasiado con ella (Burney apreció que ella manejaba el inglés), Metastasio le propuso sentarse al clave, lo que ella hizo en forma muy graciosa, y al respecto comenta el británico:

Su interpretación superó todo lo que yo había esperado. Ella cantó dos arias de su propia composición, con textos de Metastasio, acompañándose al clave en forma muy juiciosa y magistralmente, e interpretando los ritornellos, pude descubrir un toque [“finger”, dice Burney] muy interesante.
Las arias estaban muy bien escritas, en un estilo moderno, ni común, ni innaturalmente nuevo. Las palabras estaban bien ubicadas, la melodía era simple, y tenía mucho espacio para la expresión y el embelesamiento. ¡Pero su voz y su forma de tocar me encantaron y me asombraron!...
Luego de esas dos canciones tocó una lección muy difícil, de su propia composición, en el clave, con gran rapidez y precisión. Ha compuesto un Miserere en cuatro partes,  varios Salmos en ocho partes, y es una contrapuntista de lo más excelente.

Martines, a pesar de que llevaba una intensa vida social y de que era muy bonita, nunca se casó; vivió siempre sola o mejor dicho, con su hermana, y no se le conoció amoríos oficiales en su época. Ya nos referimos a su amistad con Metastasio, mencionando que fue tan estrecha que inclusive se dijo que eran amantes aunque no pudo probarse; en todo caso, sabrán juzgarlo los lectores.

En 1790 Marianna Martines inauguró una Academia de Canto, que funcionó por muchos años. Una de sus últimas apariciones en público fue en 1808, en ocasión de una audición del oratorio de Haydn “La Creación”, dirigido por Antonio Salieri. Falleció de tuberculosis el 13 de diciembre de 1812 en Viena, siendo enterrada en el Cementerio de Sankt Marx; tenía 68 años. Recibió en vida toda la estima de su tiempo e inclusive trascendió en toda la Europa de entonces, pero posteriormente su obra no fue recordada como hubiera merecido, sino hasta la segunda mitad del siglo XX. Continúa siendo injustamente, una compositora solamente apreciada por “connaisseurs”.

Introducimos como muestra de esta compositora (ver hipervínculos) su Sinfonía-Obertura en Do Mayor (compuesta por 1770) en tres movimientos (típico de las sinfonías preclásicas), interpretada por Sonnambula & Friends, y “Dixit Dominus” en Re mayor para Solistas, Coro de cinco voces y Orquesta (compuesto en 1774, en atención a su ingreso a la Accademia Filarmonica de Bologna en el año anterior), ejecutada por la Eastman School of Music, Eastman Repertory Singers and Chamber Orchestra.