domingo, 22 de septiembre de 2019

LA CARTA NO ENVIADA DE BEETHOVEN III

LA CARTA DE AMOR QUE BEETHOVEN NUNCA ENVIÓ (III)


 
 



Intentando hurgar quién sería aquella dama a quien Ludwig van Beethoven quiso y mencionó como su “Amada Inmortal”, “su Ángel, su todo, su yo”, en aquella carta que se encontró entre sus papeles personales luego de su muerte el 26 de marzo de 1827, estuvimos repasando algunas posibles mujeres que se cruzaron por su vida y que podrían haber sido las eventuales destinatarias (“https://pseudoculturales.blogspot.com/2019/09/la-carta-de-amor-que-beethoven-nunca.html”, y “https://pseudoculturales.blogspot.com/2019/09/pseudoculturales-la-carta-de-amor-que.html”). Nos reservamos para una publicación aparte destacar a quien, para nosotros, realmente estaba reservado el corazón de Beethoven. Téngase presente que se trata de una propuesta muy personal, pero varios indicios permitirían asegurarlo. En nuestra opinión, la “Amada Inmortal” de nuestro músico era Josephine von Brunsvik.


Josephine von Brunsvik (Pressburg 1779 - Viena 1821)

Josephine o Jozefina von Brunsvik (en alemán Brunswick, en húngaro Brunszvik) pertenecía a la nobleza húngara. Tenía una vida sin contratiempos, donde no le faltó excelente educación y los mejores maestros. Como era muy buena en el piano, en 1799 su madre Anna solicitó a Beethoven que le diera clases. Se cree que Beethoven se habría enamorado de ella, pero probablemente consciente de la diferencia social, reprimió sus sentimientos hacia Josephine como lo admitiría en alguna de sus cartas. Un dato no menor era que Josephine Brunsvik era prima de Giulietta Guicciardi, lo que hace plantearse si Beethoven no tendría sus sentimientos divididos. Habíamos dicho ya en la entrega anterior (“https://pseudoculturales.blogspot.com/2019/09/pseudoculturales-la-carta-de-amor-que.html”) que por noviembre de 1801, en una carta a Franz Wegeler, Beethoven le había confiado que una “amorosa, mágica muchacha” le aliviaba las tribulaciones que padecía, aunque Beethoven no mencionó su nombre. ¿Se trataría de Josephine, en vez de Giulietta? La familia de Josephine deseaba algún pretendiente de igual clase social y de cierta fortuna, y es así que ese año de 1799 se casó con el Conde Joseph von Deym, quien era treinta años mayor que ella, y en realidad no tenía la fortuna que de él se esperaba. Beethoven no obstante continuó dándole clases de piano con su mejor sonrisa. Del matrimonio con von Deym Josephine tuvo cuatro hijos, falleciendo su marido por el 27 de enero de 1804.

Hoy se conoce que Beethoven sentía una inquieta pasión por ella, ya que se encontraron y en 1957 se publicaron unas trece cartas de amor que le envió a la “Condesa Josephyne Deym” (por su apellido de casada), y luego se encontraron dos cartas más, totalizando unas quince, que abarcan un período entre 1804 y 1809, o sea el lapso entre que ella enviudó y (como veremos) se volvería a comprometer en nuevo matrimonio. En ellas Beethoven no anda con vueltas en sus sentimientos respecto a Josephine, y en una de esas cartas le expresa que él es “Para Ti - siempre para Ti, sólo Tú - eternamente Tú - hasta que muera”. Poseen también las cartas a Josephine Brunsvik de 1804-1809 esa misma intensidad que tiene la misiva misteriosa sin destinataria quizá de 1812. El estilo semejante entre ellas es sorprendente. Josephine le contestaría que ella lo tenía en su corazón pero intentaba amablemente disuadirle, dejándole ver que no estaba predispuesta. Beethoven le requería verla, pero ella rechazaba que lo visitara.

Eso tendría una explicación: la familia Brunsvik albergaba la intención de que Josephine, con cuatro hijos y problemas de manutención aunque todavía con unos 25 años, pudiera tener un nuevo marido pudiente y noble, y no alguien plebeyo y siempre con problemas de dinero como nuestro músico. Cosa increíble, porque en su Diario personal, su hermana Therese (a quien le dedicó la Sonata para piano Op. 78, y de quien se sospechó podía ser la amada de Beethoven entre 1806 y 1807) anotará años más tarde, entre 1846 y 1848, que Ludwig y Josephine eran el uno para el otro, y que juntos hubieran sido felices porque los dos por su lado, eran infortunados. Lo cierto es que en 1809 Josephine se relaciona y en febrero de 1810 se casa con Christoph von Stackelberg, oriundo de Estonia, con quien había ya tenido en diciembre de 1809 (antes de las nupcias) una hija. El matrimono no fue para nada feliz. No congeniaban en absoluto, y por otro lado Von Stackelberg tenía criterios de educación muy estrictos. En 1811 Josephine rehusó el colecho con Von Stackelberg, y éste se alejó de ella para quedarse en Estonia. La vio sólo en enero y en octubre de 1812 en ocasión de regresar a Viena, y la abandonó finalmente. En 1815 Von Stackelberg volvió a Viena. Sola y desamparada, en ese tiempo Josephine tuvo por setiembre de ese año una hija ilegítima de un profesor de matemáticas, Karl von Andrehan-Wartburg, lo que le valió que Von Stackelberg la denunciara por conducta escandalosa; se le llevó todo y se quedó con todos los hijos, incluso con los del matrimonio con Von Deym, amén de que no le envió más dinero. Josephine tras un complicado pleito pudo recuperar los hijos con Von Deym, pero no pudo ver nunca más a las hijas habidas en el matrimonio con Von Stackelberg, aun cuando la filiación de éste era muy polémica respecto a dos de ellas, particularmente.

Josephine (de nombre de casada) Von Stackelberg vivió el resto de sus días en penurias económicas: el tutor de los hijos con Von Deym no le pasaba más auxilio económico, y su marido Stackelberg se había quedado con las hijas nacidas durante su matrimonio con aquélla. Sus hijos mayores, ya crecidos, no le prestaban mucha atención. Vivió con su hermana Therese sus últimos días, y en su agonía sólo estuvieron a su lado esa hermana y su hija mayor Victoire. Josephine murió en casi soledad, un 31 de marzo de 1821. Beethoven le sobrevivía casi seis años y él también, aunque a su inhumación fue acompañado por una gran multitud, terminó sus días solitariamente.

Hay indicios que apoyarían que Ludwig y Josephine se vieron por el 3 de julio de 1812. Se sabe que el 3 de julio de ese año, Beethoven había llegado vía Praga con el propósito de ir a Teplice (Teplitz), y por su parte Josephine Brunsvik conforme anotó en su Diario a junio de 1812, tenía pensado firmemente ir a Praga para hablar con un tal “Liebert” (¿un Abogado?), para impedir que su marido Von Stackelberg le sacara todos sus hijos. ¿Se juntaron efectivamente Ludwig y Josephine en Praga, y eventualmente en qué circunstancias? Quizá eso podría explicar la intensa emoción que Beethoven derramó en su carta del 6 y 7 de julio, suponemos que de 1812. No lo sabremos, pero lo cierto es que el día 9 de abril de 1813 Josephine tuvo una hija (cuyo padre obviamente no era Von Stackelberg, ya que no convivían por entonces), a quien se llamó Minona. Si Ludwig y Josephine se vieron supuestamente el 3 de julio de 1812 y Minona nació un 9 de abril de 1813, saquen ustedes las cuentas.

Casualidad o coincidencia, leído al revés “Minona” es “Anonim” (“Anónimo”, en alemán, “Anonym”). De todos modos, Von Stackelberg se llevó a esa hija para Estonia y ella nunca más vio a su madre. La familia Brunsvik y los descendientes de Josephine negaron toda relación entre Minona y Beethoven. Minona moriría con 83 años un 27 de febrero de 1897 en Viena, y nunca se casó. Una foto de su madurez revela para algunos un interesante parecido fisonómico con Beethoven. Publicamos estas fotos de Minona en su juventud y en sus últimos años junto a dos retratos de Beethoven en diferentes épocas. ¿Ustedes qué piensan al respecto?

Dejamos para ustedes esta hermosa versión de la Novena Sinfonía Op. 125 de Beethoven (terminada por 1824, tres años antes de su deceso), interpretada por la Gewandhausorchester de Leipzig dirigida por Ricardo Chailly. Tómense su tiempo para aquilatarla, porque vale la pena. Resulta una perplejidad que Beethoven haya musicalizado el poema “Oda a la Alegría” (“Ode an die Freude”) de Friedrich Schiller, aunque seguramente nos quiso brindar lo que él nunca tuvo para sí. ¡Nada menos que honrar a la Alegría, “chispa de los dioses” como dijera Schiller! ¡Qué mensaje de esperanza nos dio quien padeció su vida aislado en una desgarradora infelicidad interior!

Alguna vez he leído que aquellos que se han amado mutuamente de verdad pero que no han podido unirse, no importa cuán lejos los haya separado la existencia, se reencontrarán tarde o temprano en algún lugar del Espíritu o del Universo. Hay quienes sostienen que en alguna otra vida tendrán una nueva oportunidad. ¿Será eso realidad? ¿Estarán por encontrarse algún día, o eventualmente estarán juntos en algún lugar de esta existencia Beethoven y su Amada Inmortal, sea quien ésta haya sido?

Esta historia tiene un final abierto.


https://www.youtube.com/watch?v=-suf9BL9xRA


Referencias:
- “Love letters by Beethoven to Josephine”, en https://ia601909.us.archive.org/…/Love-Letters-by-Beethoven….
- SCHMIDT-GÖRG Joseph, “Beethoven. Dreizehn unbekannte Briefe an Josephyn Gräfin Deym geboren V. Brunsvik”, Beethoven-Haus Bonn, Bonn, 1957.





domingo, 15 de septiembre de 2019

LA CARTA NO ENVIADA DE BEETHOVEN II

PSEUDOCULTURALES - LA CARTA DE AMOR QUE BEETHOVEN NUNCA ENVIÓ (II)





En nuestra entrega anterior de “Pseudoculturales” (“https://pseudoculturales.blogspot.com/2019/09/la-carta-de-amor-que-beethoven-nunca.html?m=1”) destacábamos que la misteriosa carta de amor que se encontró entre los documentos personales de Ludwig van Beethoven luego de su deceso, fechada en un año incierto de días 6 y 7 de julio (probablemente 1812), no poseía el nombre de ninguna destinataria. Mucho se ha escrito sobre por qué razones Beethoven conservó consigo esa misiva como papel muy íntimo por el resto de su vida, y a quién pensaba dirigirla, mas todo se ha mantenido en el plano de las conjeturas.

No fuera de creerse que Beethoven era tímido o un negado en materia de amores. Como recuerda su amigo desde la infancia el Doctor Franz Wegeler de aquél por 1801, “En Viena estaba Beethoven, al menos durante el tiempo en que allí viví, siempre en asuntos amorosos y había hecho a veces conquistas que para muchos Adonis, aunque no imposibles, les habría resultado difíciles” (Wegeler, 1838: 43). No era tan cierto eso de que “si podía haber algo serio salía huyendo”, pero el hecho es que nunca concretaba emocionalmente. En realidad, el problema era que Beethoven tenía exigencias muy altas en lo femenino y solía involucrarse con mujeres de condición social superiores. Al respecto también nos cuenta Wegeler: “Me quiero aún dar cuenta, que hasta donde que me era conocido, cada una de sus amadas era de rango elevado” (Wegeler, 1838: 44). Además, la concentración que requería su Arte, su carácter particular y según algunos, misógino de base (a pesar de su favorable relacionamiento con las féminas), le distanciaban emocionalmente.

Mujeres varias hubo en la vida de Beethoven o por lo menos, se recuerdan muchas en ocasión de analizar su vida sentimental. ¿Pero alguna de ellas podría haber sido la eventual destinataria de la llamativa carta de amor de Beethoven, o se trataba de una desconocida que no registró la Historia? Hemos elegido considerar a seis “aspirantes” como probables para haber recibido esa nota, acorde a un criterio muy personal. Pero se escuchan opiniones a favor de otras “candidatas”.


Giulietta Guicciardi (Przemyśl, 1782 - Viena, 1856)

Fue una condesa austríaca, a quien Beethoven comenzó a dar clases de piano por mediados de 1801. Cuando el músico la conoció ella tenía unos 19 años; era bonita, glamorosa y vibrante. Giulietta por su parte estaba impresionada con el genio y el carácter excéntrico de Beethoven. Se asevera que inclusive éste no aceptaba ninguna remuneración por darle clases. A ella le dedicó la célebre Sonata Op. 27 No. 2 “Claro de Luna” (“alla Damigella Contessa Giulietta Guicciardi”). A estarse a una carta del propio Beethoven enviada a Franz Wegeler el 16 de noviembre de 1801 (época difícil en su vida en que además, la sordera comenzaba a sumirle en la tribulación y en la soledad), él comentaba sobre su existencia atormentada la alegría contrastante que le inspiraba “una amorosa, mágica muchacha que me quiere y a quien yo quiero”, que el matrimonio podría brindarle felicidad pero se quejaba que aunque estaba dispuesto a casarse con ella, él no era de su posición social y por entonces no estaba en condiciones de hacerlo (Wegeler, 1838: 39-40). Se dice que inclusive Beethoven le pidió su mano a sus padres y que Giulietta deseaba casarse con él, pero que fue rechazado pese a que la madre de Giulietta estaba proclive. Los padres de Giulietta aunque nobles no eran de fortuna importante, por lo que aspiraban a que ella tuviera un marido de mejor nivel. Ella terminaría contrayendo nupcias con el conde Wenzel Robert von Gallenberg (quien además de noble era un conocido compositor de ballets en la época, de buena solvencia económica) el 3 de noviembre de 1803, y se mudaron en 1805 a Nápoles. De Gallenberg se dijo que era impotente, y que Giulietta poseía un amante del cual tuvo varios hijos, pero no se trataba de Beethoven. Por mediados de 1802 éste rompe su relación con Guicciardi aunque se dice que años después, en 1822 se encontraron en Viena cuando ella estaba por allí de paso. En 1823 Beethoven confesaría a su entonces secretario Anton Schindler (quien además escribió por 1840 una biografía de Betthoven; él creía que la Amada Inmortal era Guicciardi) que estaba enamorado de ella, y que ella lo quería mucho más de lo que alguna vez quiso a su esposo von Gallenberg (Kalischer, 1909 Vol. 2: 243). Entre las pertenencias de Beethoven halladas luego de su muerte en la gaveta del mueble con la misteriosa carta, se encontró también un retrato en miniatura que se cree pertenecía a Giulietta (hay quienes dicen que no sería ella) y que Beethoven conservó toda su vida. Sin embargo, el texto de la carta no parece avalar la suposición de que la Guicciardi fuera la “Amada Inmortal”. Muy difícil, porque a 1812 estaba lejos de Beethoven, salvo que se date la nota en otro año. En la edición de Alfred Kalischer de las cartas de Beethoven, la carta está fechada en julio de 1801 y es explícitamente atribuida para Giulietta Guicciardi (Kalischer, 1909 Vol. 1: 47-53).


Antonie Brentano (Viena 1780 - Frankfut-am-Main 1869)

Antonie Josefa von Birkenstock era una noble quien se había casado el 23 de julio de 1798 con el próspero comerciante de Frankfurt Franz Brentano (no confundir con el filósofo homónimo, aunque tenían un parentesco), pasando a residir en dicha ciudad. En ocasión de que en 1809 Antonie vuelve a Viena para cuidar a su aquejado padre y arreglar asuntos personales, Beethoven la conocería por 1810 haciéndose amigo de los Brentano, a quienes visitaba frecuentemente. Se cree por algunos historiadores que Ludwig y Antonio estuvieron liados en un affaire por 1812. Ella había viajado a Praga el 3 de Julio de 1812 para llegar a Karlsbad (el lugar en la carta quizá aludido como “K.”, aunque algunos piensan que se trataría de Karlsruhe, a unos 16 kilómetros de Karlsbad) el 5 de julio (Kopitz, 2001: 115-144). Oh casualidad, Beethoven al otro día 4 salía vía Praga para Teplice. Algunos opinan que se habrían visto en Praga o en Karlsbad por esas fechas. Antonia Bretano tuvo el 8 de marzo de 1813 un hijo, Karl Josef, y no falta quien crea que era de Beethoven, pero todo indica que por julio de 1812 ella ya estaba embarazada de su esposo (en realidad, con Beethoven no nos dan mucho las fechas entre julio de 1812 y marzo de 1813) y se conoce que Beethoven, quien era un caballero, nunca habría tenido una relación con una mujer de una familia de la cual era amiga; así surge de una carta escrita por el verano de 1808 al matrimonio Bigot, escrita para calmar los celos del esposo de Marie Bigot y aclarar las cosas, en ocasión de haberle un día invitado a da un paseo. Beethoven dedicó las variaciones Diabelli Op. 120 (1819-1823) a “Frau Antonia von Brentano”. En sus cartas se le dirigía como “My honorable amiga”, lo cual evidencia un tratamiento respetuoso. En 1816 Antonie Brentano vuelve a Frankfurt, donde se convirtió en una importante figura de la sociedad, de la cultura y de la beneficencia en esa ciudad (fue conocida allí como “la madre de los pobres”). Beethoven mantuvo correspondencia con ella pero también con su hermana Bettina, y con el esposo de aquélla Franz.


Anne Marie von Erdödy (Arad 1779 - München 1837)

Aristócrata de origen húngaro, de apellido originalmente von Niczky, fue amiga y confidente de Beethoven. Se casó el 6 de junio de 1796 con Peter von Erdödy, del cual se separaría de él por 1805. A ella dedicó los dos tríos para piano Op. 70, las sonatas para cello Op. 102, y la canción en canon “Glück zum neuen Jahr”. Si bien Beethoven vivió cerca de su casa entre 1808 y 1809, nada indica que hubiera existido una relación amorosa con su amiga. Dicho sea de paso, Anne Marie tenía una relación sentimental con su secretario y músico, Johann Xaver Brauchle.


Therese Malfatti (Viena 1792 - Viena 1851)

Sobrina del médico de Beethoven (célebre en su tiempo) Johann Baptist Malfatti e hija del rico comerciante Jacob Friedrich Malfatti, se relata que Beethoven estuvo por casarse con ella habiéndole propuesto matrimonio por 1810, y que inclusive había pedido a Bonn su partida de bautismo para organizar la boda. También, como en otros casos, fue rechazado por la familia de Therese debido a la diferencia social. Sin embargo, continuaron siendo amigos. Se dice que Beethoven había dedicado a ella el manuscrito de “Für Elise”, que Therese conservaba entre sus papeles personales (supuestamente perdido por Ludwig Nohl, discípulo de Beethoven). Cuenta una historia que Beethoven le dedicó el manuscrito, avergonzado cuando Therese le recriminó cómo había podido titularlo “Para Elisa” (supuestamente en honor de Elisabeth Röckel, según Klaus Kopitz), cuando pensaba casarse con ella. Therese contrajo matrimonio con el noble Wilhelm von Drossdik, en 1816.


Johanna Reiss van Beethoven (1786-1869)

Casada con Kaspar Karl van Beethoven (hermano de Ludwig y contra su aprobación) el 25 de mayo de 1806, se le atribuye amoríos con ella, o al menos que ella una vez le espetó que la odiaba porque en el fondo la deseaba. El matrimonio con Kaspar Karl no funcionó; se llevaban entre sí mal, y ella le fue infiel siempre que pudo. Se ha querido insinuar un supuesto encuentro amoroso entre Ludwig y Johanna por julio de 1807 en Karlsbad, versión de la cual hace en cierta forma caudal la película “Amada Inmortal”, y es un gran error. Decididamente, la opción de Johanna Reiss como “Amada Inmortal” de Ludwig van Beethoven es descartable. En realidad, Beethoven odiaba a Johanna y la tenía en muy mal concepto, considerándole una depravada y mala mujer de baja estofa. Cuando su hermano Kaspar al morir de tuberculosis en 1815 le confió a su hermano Ludwig la tutela de su hijo Karl, surgió luego que le había dado la custodia también a Johanna. Beethoven sostuvo un diferendo judicial contra ella por la tutela de su sobrino Karl, obteniendo su custodia en exclusiva en 1816. Johanna intentó recuperar la tenencia en 1818, pero finalmente se le desestimó en 1820, y Ludwig quedó como único tenedor. Nuestro músico tuvo que lidiar con su sobrino y tutelado Karl porque éste se le rebelaba, y se escapaba para ver a su madre aunque su tío Ludwig se lo prohibía. Beethoven no le transmitió mucho afecto, a lo que se sumaba además su decepción porque su sobrino no tenía talento musical y quería iniciar una carrera militar. Esta situación conflictuó tanto a Karl que intentó suicidarse por el 31 de julio de 1826 con dos pistolas, pero viviría mucho más para tener una existencia tranquila, falleciendo recién por 1858.


Hemos mencionado a cinco posibles candidatas a ser la “Amada Inmortal” de Ludwig van Beethoven. Nos hemos reservado nominar a una sexta, para nosotros la favorita. ¿De quién se trata? Como se dice en la entrega de los Óscares: “And the winner is…”

Les ofrezco estas versiones de la Sonata “Claro de Luna” y de las Variaciones Diabelli, interpretadas respectivamente en piano por Daniel Barenboim y por Gavin Arturo Gamboa.

Esta historia continuará.


https://www.youtube.com/watch?v=q5OaSju0qNc

https://www.youtube.com/watch?v=NPfvtNkca1Y


Algunas fuentes de consulta:

KALISCHER Alfred, “Beethoven’s letters. A critical edition with explanatory notes by Dr. A.C. Kalischer, translated by preface by J.S. Shedlock B.A.” Volume One, MCMIX, London, J.M. Dent & Co.
KALISCHER Alfred, “Beethoven’s letters. A critical edition with explanatory notes by Dr. A.C. Kalischer, translated by preface by J.S. Shedlock B.A.” Volume Two, MCMIX, London, J.M. Dent & Co.
KOPITZ Klaus Martin, “Antonie Brentano in Wien (1809-1812). Neue Quelle zur Problematik ‘Uunsterbliche Geliebte’”, en “Bonner Beethoven Studien” Vol. 2, Bonn, Beethoven Haus. 2001.
WEGENER Franz - RIES Ferdinand, “Biographische Notizen über Ludwig van Beethoven von Dr. F. G. Wegeler und Ferdinand Ries”, Coblenz, bei K. Bädeker, 1838.





jueves, 5 de septiembre de 2019

LA CARTA NO ENVIADA DE BEETHOVEN I

LA CARTA DE AMOR QUE BEETHOVEN NUNCA ENVIÓ (I)





Luego del entierro de Ludwig van Beethoven el 29 de marzo de 1827 (había fallecido el 26), su hermano Nikolaus Johann, Anton Schindler y Stephan von Breuning comenzaron a buscar los papeles y valores bancarios dejados por el compositor. Gracias a la ayuda de Karl Holz (secretario personal de Beethoven), junto a los valores que se encontraron en una gaveta de un mueble aparecieron también el llamado Testamento de Heiligenstadt (escrito el 6 de octubre de 1802 y destinado a sus hermanos, en que narraba la tribulación en que le sumía su entonces incipiente sordera y disponía su última voluntad para con sus bienes) y una curiosa carta.

Esta carta se encontraba en dos hojas plegadas de unos 20 x 23,8 cm. escritas de ambos lados y en una hoja sola de cerca de 20 x 12 cm. también escrita en ambos lados, totalizando así una extensión de diez carillas. La misiva, de contenido amoroso, no tenía datación de año ni el nombre de la destinataria. Se trataba de una carta escrita por el propio Beethoven a través de tres distintos momentos fechados entre un 6 y 7 de Julio, en que se dirigía a una mujer a quien caracterizaba como “mi Ángel, mi Todo, mi Yo” (“Mein Engel, mein Alles, men Ich”), “mi Amada Inmortal” (“meine Unsterbliche Geliebte”) y “Mi más apreciada criatura” (“Mein t[h]euerstes Wesen”.

Al respecto se abren muchas preguntas: ¿Cuándo y dónde fue redactada? ¿En qué ocasión y circunstancias? ¿Para quién se había escrito esa misiva? ¿Por qué no figuraba el nombre de la destinataria? ¿Por qué razones esa carta no se terminó despachando por el correo, y no llegó a manos de quien correspondía? ¿Por qué Beethoven la conservó en reserva entre sus papeles más importantes por tantos años? ¿Beethoven planeaba enviar realmente esa carta en su momento? ¿Acaso no se animó a hacerlo; o sólo se trataba de una carta platónica para una destinataria imaginaria, o para un amor imposible o no correspondido, cuyos sentimientos hacia ella él decidió reservarse aunque descargándolos sobre el papel? Sobre estos enigmas corrieron ríos de hipótesis e investigaciones, e inclusive inspiró la película “Amada Inmortal” (Columbia Pictures - Icon Productions, 1994), dirigida por Bernard Rose y protagonizada por Gary Oldman en el papel de Beethoven.

Se cree que, en un rango que podía ir entre los años 1799 a 1818, la carta pudo haber sido escrita en el año 1812 en Teplice (Teplitz, en alemán; a unos 92 km. al noroeste de Praga y a unos 425 km. al noroeste de Viena), en la actual República Checa, en ocasión de que por julio de 1812 Beethoven había concurrido allí vía Praga, para tratar sus dolencias en sus famosas aguas termales por consejo médico.

La carta se encontraba escrita en letras grandes y desordenadas, en caligrafía asaz ilegible; su puntuación era deficiente, con proliferación de guiones y con algunos errores de ortografía. El estilo de la carta, de una redacción caótica (los pensamientos arrecian sobre el papel como una tormenta, sin mayor orden ni concierto mas con total espontaneidad), impresiona que fue escrita en un estado de intensa exaltación pasional y de un enamoramiento profundo, aunque muy noble. No sabemos tampoco si se trataba de un borrador que esperaba correcciones, o si quizá fuera una copia de una carta que en ese supuesto, sí habría llegado.

Mas ¿Por qué no figura la identidad de la presunta destinataria? Se podría especular que la carta se planeaba enviar a una mujer casada o comprometida, lo que explicaría que Beethoven, en un gesto de caballeridad, no quería estampar su nombre para no comprometerla en caso de que la nota llegara a manos inapropiadas. También puede pensarse que como Beethoven no la había enviado por Correo, no llegó a anotar el nombre de la destinataria.

A pesar de que vivió solo y permaneció soltero (según algunos, célibe) hasta su muerte, el compositor tenía muy buen ascendiente entre las mujeres; sin embargo y por alguna razón que se descononoce, no lograba concretar sus relaciones en lo afectivo. Los genios no lo son para todo; para ciertas cosas tienen capacidades diferentes (como mal que bien y después de todo, nos sucede a cada uno de nosotros los mortales “mutatis mutandis”).

Transcribimos esta carta traducida del alemán en la forma más fiel que nos fue posible con nuestros pobres conocimientos, para lo que tomamos en cuenta una fotocopia de un facsímil que desde hace años poseemos, y una transcripción que puede encontrarse en “https://www.martinschlu.de/kulturgeschichte/klassik/beethoven/brief_ug.htm”, tratando de respetar  el estilo y la puntuación original:

6 de julio de mañana
Mi Ángel, mi todo, mi Yo… sólo algunas palabras, y en efecto con lápiz- (con el tuyo) recién hasta mañana mi vivienda se determina seguramente, qué pérdida de tiempo sin valor en e[stas]. c[osas]- por qué este dolor, donde habla la tribulación.- Puede nuestro Amor de otro modo mantenerse sino a través del sacrificio, a través de no exigirlo todo, Puedes Tú  cambiar el hecho, de que Tú no seas toda mía, que yo no sea todo Tuyo- Oh Dios observa en la hermosa naturaleza y consuela Tu ánimo sobre lo que debe ser- el Amor lo demanda todo y completamente con razón, así es para mí Contigo, para Ti conmigo-  solo que olvidas tan fácilmente, que yo debo vivir para mí y yo para Ti, si estuviéramos completamente unidos, Tú deberías sentir este dolor tan poco como yo - mi viaje fue aterrador llegué aquí recién ayer a las 4 de la mañana, porque faltaban caballos, el cochero eligió otra ruta de viaje, pero qué horrible camino, en la penúltima estación se me advirtió no viajar de noche, me hizo temer un bosque, pero esto solo me irritó- y yo estaba desacertado, el coche debió romperse en tal terrible ruta, una carretera rural, sin tales postillones, como tenía, hubiera quedado atascado en el camino- Esterhazy tuvo aquí en la ruta común la misma suerte con 8 caballos, que yo con cuatro- sin embargo tuve alguna satisfacción, como siempre, cuando supero algo afortunadamente- ahora rápidamente al interior desde el exterior, nosotros probablemente nos veremos bien pronto, aún hoy no puedo compartir Contigo las reflexiones, que hice durante estos pocos días acerca de mi vida- ojalá estuvieran nuestros corazones siempre juntos, yo no haría nada e[n].c[ontrario]. El pecho está lleno de tanto para decirte- ah- Hay momentos, donde encuentro, que el lenguaje no es nada en absoluto- regocíjate, permanece mi fiel único tesoro, mi todo, como yo para ti el resto los dioses deben enviarnos lo que deba ser y pueda ser para nosotros.-
                      tu fiel
                      ludwig -

Tarde del lunes, el 6 de julio -
Tú estás sufriendo Tú mi más apreciada criatura- recién ahora me doy cuenta que las cartas deben despacharse bien temprano en la mañana. Lunes- jueves- los únicos días en que el correo sale desde aquí hasta K.[arlsbad?]- Tú estás sufriendo- Ah, donde estoy, estás Tú conmigo, conmigo y a Ti hablo hago lo que puedo para vivir contigo, Qué vida!!!! Entonces!!!! sin Ti- perseguido por la bondad de personas aquí y allí, que entiendo- no querer merecer tanto para merecerlos- Humildad del hombre hacia el hombre- me duele- y cuando me considero en el contexto del Universo, qué soy yo y qué es aquél- a quien se llama El más Grande- y aún así- está nuevamente lo divino del Hombre- yo lloro cuando pienso que Tú probablemente no recibas las primeras noticias de mí hasta el sábado- como tú también me amas- más fuerte yo te amo aún- pero jamás Te escondas de mí- buenas noches- como bañista debo irme a dormir. ah Dios- tan cerca! tan lejos! no es nuestro amor un verdadero edificio celestial, nuestro Amor, pero también es tan especial, como la Bóveda del Cielo.  

Buenos días el 7 de Julio- 
ya en cama se dirigen los pensamientos hacia Ti mi Amada Inmortal, aquí y allí alegres, ora nuevamente tristes, aguardando el destino, si nos corresponde- puedo tanto vivir completamente Contigo o absolutamente no, sí he decidido en la distancia tanto tiempo vagar, hasta que pueda volar a tus brazos, mi Alma envuelta en ti pueda ser enviada al Reino de los Espíritus- si desafortunadamente así debe ser- tú te confortarás, cuanto más sepas mi lealtad hacia ti, nunca puede otra apropiarse de mi corazón nunca- nunca- oh Dios por qué deber separarse, de lo que tanto se ama, y así es mi vida en V.[iena?] como ahora una vida preocupante- Tu Amor me hace el hombre más afortunado y el más infortunado al mismo tiempo- a mi edad ahora debería tener alguna estabilidad de vida- puede ella existir en nuestra relación!- Ángel, recién supe que el correo sale todos los días- y por lo tanto debo terminar, de modo que tu recibas la C[carta]. inmediatamente- mantente calma, sólo a través de la tranquila contemplación de nuestra existencia podemos alcanzar nuestro propósito de vivir juntos- mantente calma- ámame- hoy- ayer- qué anhelo con lágrimas luego de ti- ti- ti- mi Vida– mi todo- ama de verdad- oh ámame aún más- nunca menosprecies el más fiel corazón de Tu amado
                    L.
siempre tuyo
siempre mía
siempre nuestros


Recomiendo leer la carta a la “Amada Inmortal” escuchando la Sinfonía No. 7 Op. 92 de Ludwig van Beethoven, compuesta entre el verano de 1811 y la primavera de 1812 (poco antes de la fecha en que fue datada la misteriosa nota), en esta excelente versión interpretada por la Royal Concertgebouw Orchestra de Ámsterdam dirigida por Ivan Fischer. Alguna vez he prevenido de no conducir escuchando su cuarto movimiento (Allegro con brio), porque se corre el riesgo de terminar varios kilómetros más lejos que el destino propuesto.

¿Quién habría sido para Beethoven la inspiradora y eventual destinataria de esta carta? ¿Hacia quién él habría dirigido en esta misiva sus más apasionados conceptos? Muchas hipótesis y variados indicios se manejan por los diversos autores y estudiosos. En nuestra próxima entrega relacionaremos algunas damas de la vida de Beethoven que pudieron haber sido las “candidatas”. Esta historia continuará…