domingo, 22 de septiembre de 2019

LA CARTA NO ENVIADA DE BEETHOVEN III

LA CARTA DE AMOR QUE BEETHOVEN NUNCA ENVIÓ (III)


 
 



Intentando hurgar quién sería aquella dama a quien Ludwig van Beethoven quiso y mencionó como su “Amada Inmortal”, “su Ángel, su todo, su yo”, en aquella carta que se encontró entre sus papeles personales luego de su muerte el 26 de marzo de 1827, estuvimos repasando algunas posibles mujeres que se cruzaron por su vida y que podrían haber sido las eventuales destinatarias (“https://pseudoculturales.blogspot.com/2019/09/la-carta-de-amor-que-beethoven-nunca.html”, y “https://pseudoculturales.blogspot.com/2019/09/pseudoculturales-la-carta-de-amor-que.html”). Nos reservamos para una publicación aparte destacar a quien, para nosotros, realmente estaba reservado el corazón de Beethoven. Téngase presente que se trata de una propuesta muy personal, pero varios indicios permitirían asegurarlo. En nuestra opinión, la “Amada Inmortal” de nuestro músico era Josephine von Brunsvik.


Josephine von Brunsvik (Pressburg 1779 - Viena 1821)

Josephine o Jozefina von Brunsvik (en alemán Brunswick, en húngaro Brunszvik) pertenecía a la nobleza húngara. Tenía una vida sin contratiempos, donde no le faltó excelente educación y los mejores maestros. Como era muy buena en el piano, en 1799 su madre Anna solicitó a Beethoven que le diera clases. Se cree que Beethoven se habría enamorado de ella, pero probablemente consciente de la diferencia social, reprimió sus sentimientos hacia Josephine como lo admitiría en alguna de sus cartas. Un dato no menor era que Josephine Brunsvik era prima de Giulietta Guicciardi, lo que hace plantearse si Beethoven no tendría sus sentimientos divididos. Habíamos dicho ya en la entrega anterior (“https://pseudoculturales.blogspot.com/2019/09/pseudoculturales-la-carta-de-amor-que.html”) que por noviembre de 1801, en una carta a Franz Wegeler, Beethoven le había confiado que una “amorosa, mágica muchacha” le aliviaba las tribulaciones que padecía, aunque Beethoven no mencionó su nombre. ¿Se trataría de Josephine, en vez de Giulietta? La familia de Josephine deseaba algún pretendiente de igual clase social y de cierta fortuna, y es así que ese año de 1799 se casó con el Conde Joseph von Deym, quien era treinta años mayor que ella, y en realidad no tenía la fortuna que de él se esperaba. Beethoven no obstante continuó dándole clases de piano con su mejor sonrisa. Del matrimonio con von Deym Josephine tuvo cuatro hijos, falleciendo su marido por el 27 de enero de 1804.

Hoy se conoce que Beethoven sentía una inquieta pasión por ella, ya que se encontraron y en 1957 se publicaron unas trece cartas de amor que le envió a la “Condesa Josephyne Deym” (por su apellido de casada), y luego se encontraron dos cartas más, totalizando unas quince, que abarcan un período entre 1804 y 1809, o sea el lapso entre que ella enviudó y (como veremos) se volvería a comprometer en nuevo matrimonio. En ellas Beethoven no anda con vueltas en sus sentimientos respecto a Josephine, y en una de esas cartas le expresa que él es “Para Ti - siempre para Ti, sólo Tú - eternamente Tú - hasta que muera”. Poseen también las cartas a Josephine Brunsvik de 1804-1809 esa misma intensidad que tiene la misiva misteriosa sin destinataria quizá de 1812. El estilo semejante entre ellas es sorprendente. Josephine le contestaría que ella lo tenía en su corazón pero intentaba amablemente disuadirle, dejándole ver que no estaba predispuesta. Beethoven le requería verla, pero ella rechazaba que lo visitara.

Eso tendría una explicación: la familia Brunsvik albergaba la intención de que Josephine, con cuatro hijos y problemas de manutención aunque todavía con unos 25 años, pudiera tener un nuevo marido pudiente y noble, y no alguien plebeyo y siempre con problemas de dinero como nuestro músico. Cosa increíble, porque en su Diario personal, su hermana Therese (a quien le dedicó la Sonata para piano Op. 78, y de quien se sospechó podía ser la amada de Beethoven entre 1806 y 1807) anotará años más tarde, entre 1846 y 1848, que Ludwig y Josephine eran el uno para el otro, y que juntos hubieran sido felices porque los dos por su lado, eran infortunados. Lo cierto es que en 1809 Josephine se relaciona y en febrero de 1810 se casa con Christoph von Stackelberg, oriundo de Estonia, con quien había ya tenido en diciembre de 1809 (antes de las nupcias) una hija. El matrimono no fue para nada feliz. No congeniaban en absoluto, y por otro lado Von Stackelberg tenía criterios de educación muy estrictos. En 1811 Josephine rehusó el colecho con Von Stackelberg, y éste se alejó de ella para quedarse en Estonia. La vio sólo en enero y en octubre de 1812 en ocasión de regresar a Viena, y la abandonó finalmente. En 1815 Von Stackelberg volvió a Viena. Sola y desamparada, en ese tiempo Josephine tuvo por setiembre de ese año una hija ilegítima de un profesor de matemáticas, Karl von Andrehan-Wartburg, lo que le valió que Von Stackelberg la denunciara por conducta escandalosa; se le llevó todo y se quedó con todos los hijos, incluso con los del matrimonio con Von Deym, amén de que no le envió más dinero. Josephine tras un complicado pleito pudo recuperar los hijos con Von Deym, pero no pudo ver nunca más a las hijas habidas en el matrimonio con Von Stackelberg, aun cuando la filiación de éste era muy polémica respecto a dos de ellas, particularmente.

Josephine (de nombre de casada) Von Stackelberg vivió el resto de sus días en penurias económicas: el tutor de los hijos con Von Deym no le pasaba más auxilio económico, y su marido Stackelberg se había quedado con las hijas nacidas durante su matrimonio con aquélla. Sus hijos mayores, ya crecidos, no le prestaban mucha atención. Vivió con su hermana Therese sus últimos días, y en su agonía sólo estuvieron a su lado esa hermana y su hija mayor Victoire. Josephine murió en casi soledad, un 31 de marzo de 1821. Beethoven le sobrevivía casi seis años y él también, aunque a su inhumación fue acompañado por una gran multitud, terminó sus días solitariamente.

Hay indicios que apoyarían que Ludwig y Josephine se vieron por el 3 de julio de 1812. Se sabe que el 3 de julio de ese año, Beethoven había llegado vía Praga con el propósito de ir a Teplice (Teplitz), y por su parte Josephine Brunsvik conforme anotó en su Diario a junio de 1812, tenía pensado firmemente ir a Praga para hablar con un tal “Liebert” (¿un Abogado?), para impedir que su marido Von Stackelberg le sacara todos sus hijos. ¿Se juntaron efectivamente Ludwig y Josephine en Praga, y eventualmente en qué circunstancias? Quizá eso podría explicar la intensa emoción que Beethoven derramó en su carta del 6 y 7 de julio, suponemos que de 1812. No lo sabremos, pero lo cierto es que el día 9 de abril de 1813 Josephine tuvo una hija (cuyo padre obviamente no era Von Stackelberg, ya que no convivían por entonces), a quien se llamó Minona. Si Ludwig y Josephine se vieron supuestamente el 3 de julio de 1812 y Minona nació un 9 de abril de 1813, saquen ustedes las cuentas.

Casualidad o coincidencia, leído al revés “Minona” es “Anonim” (“Anónimo”, en alemán, “Anonym”). De todos modos, Von Stackelberg se llevó a esa hija para Estonia y ella nunca más vio a su madre. La familia Brunsvik y los descendientes de Josephine negaron toda relación entre Minona y Beethoven. Minona moriría con 83 años un 27 de febrero de 1897 en Viena, y nunca se casó. Una foto de su madurez revela para algunos un interesante parecido fisonómico con Beethoven. Publicamos estas fotos de Minona en su juventud y en sus últimos años junto a dos retratos de Beethoven en diferentes épocas. ¿Ustedes qué piensan al respecto?

Dejamos para ustedes esta hermosa versión de la Novena Sinfonía Op. 125 de Beethoven (terminada por 1824, tres años antes de su deceso), interpretada por la Gewandhausorchester de Leipzig dirigida por Ricardo Chailly. Tómense su tiempo para aquilatarla, porque vale la pena. Resulta una perplejidad que Beethoven haya musicalizado el poema “Oda a la Alegría” (“Ode an die Freude”) de Friedrich Schiller, aunque seguramente nos quiso brindar lo que él nunca tuvo para sí. ¡Nada menos que honrar a la Alegría, “chispa de los dioses” como dijera Schiller! ¡Qué mensaje de esperanza nos dio quien padeció su vida aislado en una desgarradora infelicidad interior!

Alguna vez he leído que aquellos que se han amado mutuamente de verdad pero que no han podido unirse, no importa cuán lejos los haya separado la existencia, se reencontrarán tarde o temprano en algún lugar del Espíritu o del Universo. Hay quienes sostienen que en alguna otra vida tendrán una nueva oportunidad. ¿Será eso realidad? ¿Estarán por encontrarse algún día, o eventualmente estarán juntos en algún lugar de esta existencia Beethoven y su Amada Inmortal, sea quien ésta haya sido?

Esta historia tiene un final abierto.


https://www.youtube.com/watch?v=-suf9BL9xRA


Referencias:
- “Love letters by Beethoven to Josephine”, en https://ia601909.us.archive.org/…/Love-Letters-by-Beethoven….
- SCHMIDT-GÖRG Joseph, “Beethoven. Dreizehn unbekannte Briefe an Josephyn Gräfin Deym geboren V. Brunsvik”, Beethoven-Haus Bonn, Bonn, 1957.





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